El uso del fuego como herramienta para la eliminación de vegetación es una práctica que se utiliza desde los tiempos de la conquista. Fue utilizada por los españoles con el objetivo de mover la frontera de los araucanos, y por los colonizadores para eliminar bosques y habilitar terrenos para caminos y viviendas. También fue adoptada por explotadores de bosques para habilitar caminos y facilitar la extracción de madera, y actualmente, los agricultores (as), silvicultores (as) y ganaderos (as) lo utilizan para eliminar residuos provenientes de sus cosechas, podas, raleos o explotación y habilitación de terrenos para alimentación del ganado.
Producto de la alta ocurrencia de incendios forestales, alrededor del 40% originados por quemas mal ejecutadas y descontroladas, es que en 1980 el Ministerio de Agricultura se vio en la obligación de regular esta práctica y lo hizo a través del Decreto Supremo 276 de 1980, el cual otorga a la Corporación Nacional Forestal las atribuciones para administrar el uso del fuego.